Entender el origen del gin tonic no puede hacerse sin darle el protagonismo que se merece a la quinina.
Un extracto natural procedente de un árbol que, lejos de ser únicamente un remedio medicinal, provocó el nacimiento del gin tonic tal y como lo conocemos.
La versión más extendida otorga a la española Condesa de Chinchón el descubrimiento del uso terapéutico de una singular corteza (la de cinchona, de donde se extrae la quinina) en el Viejo Continente, concretamente en 1638. Enferma de malaria, entre sus cortesanos del Perú de 1632 eran conocidas las propiedades curativas del árbol de la Cinchona (que solo crece en las colinas de los Andes). Algo que no solo le salvó la vida sino que, incluso, generó que la Cinchona se exportara a Europa.
Pronto fue reconocida como medicamento en la prestigiosa London Pharmacopoeia (la Biblia médica de la época) y, solo un siglo después, era objeto de estudio para diferentes científicos en busca de una manera más sencilla de administrar el principio activo de la cinchona.